Por: Armando Flores La sobrerregulación es la tendencia natural que sufre un país cuando recién se abre alguna actividad al capital privado y a la participación extranjera, pero con el tiempo todo se facilita y es lo que va a suceder en México, anticiparon participantes en el Encuentro Internacional de Energía (EIEM) 2018, organizado por Oil & Gas Magazine. Los expertos invitados al panel Regulación del sector energético mexicano, coincidieron en que se avanza en el camino por mejorar las reglas en esta actividad. Sergio Pimentel Vargas, comisionado de la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH), reconoció que puede ser que el sector esté sobrerregulado, pero destacó que la apertura energética mexicana tomó las mejores prácticas del mundo. “No hay nada nuevo. Es una reforma que lleva poco tiempo, no lleva ni cinco años, es necesario tener paciencia”. Pese al lapso tan breve que tiene la Reforma Energética, el comisionado destacó que se están ya tomando acciones para realizar los cambios que brinden una mejor operación del sector. Por ejemplo, citó la firma de un convenio para hacer posible una ventanilla única que evite la duplicación de trámites, situación que hoy en día ocurre en algunos casos. “Creo que una gran virtud es que el gobierno y los reguladores han reaccionado rápido ante estas situaciones. Cuando había algo que corregir, se hacía, hablando de las licitaciones; y cuando hay una inquietud, de una queja que es reiterada, que tiene mérito, la intención ha sido corregirla”, explicó ante varios cuestionamientos. Sin embargo, advirtió que el futuro de la regulación al sector dependerá del nuevo gobierno de Andrés Manuel López Obrador, pues todo será consecuencia de la “política energética que vaya a adoptar, y eso está todavía por verse”. “No es secreto que Morena estuvo en contra de la iniciativa energética, ha dicho públicamente que no le gusta, aunque lo que no ha dicho con exactitud qué es lo que quiere. Al menos, dijeron que no iban a tocar la Constitución.”, enfatizó. En este panel participó Diana Pineda Esteban, asociada de González Calvillo Abogados, quien señaló que con la apertura energética el país ha tomado otro rostro: hace algunos años se tenían apenas alrededor de 45 terminales de almacenamiento de hidrocarburos, y ahora ya suman 75, mientras que se tiene proyectado construir otras 60; además, se cuenta ya con 107 contratos de extracción y exploración de crudo en los que participan empresas internacionales y mexicanas; Pemex ha abierto su infraestructura logística y los órganos reguladores han adquirido un nuevo papel en el mercado. Uno de los riesgos que vislumbra Pineda tiene que ver con la transición política. “Cuando las leyes son claras se aplican y ya, pero si no lo son, se tiene que recurrir al abogado y se complican las cosas”, declaró con respecto a la iniciativa de ley que presentó Morena en el que pretendía “sectorizar” los órganos reguladores de energía y que provocó una reacción de defensa por parte de la industria en el país. Sin embargo, una de las mayores preocupaciones de esta abogada del despacho González Calvillo, es la inseguridad que hay en los ductos que transportan hidrocarburos. “Es una situación que está desincentivando la inversión y que se tiene que parar”, dijo. Marcial Díaz Ibarra, presidente de la Asociación de Regulados del Sector Energético y socio director de Lexoil Consultores, expresó uno de los puntos de vista más críticos hacia la regulación, aunque también reconoció el esfuerzo y respuesta de las autoridades para mejorar la situación: “Hay que entender que con la apertura se les vino toda la carga de trabajo a los entes reguladores. Su gran reto es lograr una mejor comunicación con los permisionarios, quienes estaban acostumbrados a tratar de manera directa con funcionarios de Pemex, y ahora se sienten atendidos por una oficina virtual y un teléfono en el que no les contestan o no les dan respuesta a sus inquietudes”, refirió. Y abundó: “Estábamos acostumbrados a que antes nos regulaba Pemex y en todas las plazas del país nos resolvía nuestras necesidades; era un ente de carne y hueso al que le llamábamos por teléfono, tomaba la llamada y tenía un nombre: Jesús, María o José, y te resolvía tus necesidades”. Fue Díaz justo quien demandó una ventanilla única para evitar la duplicidad de trámites o un semáforo normativo que describa la situación de cumplimiento de los permisionarios en sus obligaciones con la autoridad de manera ágil. “La reforma apenas la estamos poniendo marcha, todavía está en pañales, le falta mucho para que tengamos un mercado maduro, unos 10 años. Los órganos reguladores han hecho una gran labor y han hecho entender al permisionario que tiene que someter a una regulación”, acotó. “En una década, yo veo un mercado mejor regulado, donde el regulador ya pasó su curva de aprendizaje, reconoció sus errores, excesos y ya hizo más ágiles los procesos; donde el regulado siente confia