El próximo 31 de enero el estado mexicano licitará 29 bloques en aguas profundas del Golfo de México, la cual es la mayor desde que inició el proceso licitatorio en 2015 y el cual podría ser la gran oportunidad del gobierno mexicano para capitalizar la apertura del sector energético tras 75 años de monopolio por parte de Pemex.

 

Para la licitación calificaron 16 empresas operadoras entre las que destacan BP, ExxonMobil, Shell, Total, Statoil, Eni y CNOOC, solo por mencionar algunas, mientras que se registraron 16 como no operadoras.

 

Los bloques se encuentran en el área de Perdido, Cordilleras Mexicanas y la Cuenca Salina, con extensiones que van de los 2 mil a los 3 mil kilómetros cuadrados, es decir 2.8 veces más extensión que en la primera licitación en aguas profundas.

 

Los bloques, de resultar exitosos, podrían traer miles de millones de dólares en inversiones por un largo tiempo por parte de las grandes compañías petroleras.

 

De acuerdo a datos de la Secretaría de Energía, esta licitación podría traer inversiones por 31 mil 500 millones de dólares si se asignaran por lo menos 7 de los bloques y de 38 mil 500 millones de dólares si se asignarán nueve de los bloques.

 

En 2016, el gobierno mexicano adjudico 8 de los 10 bloques en aguas profundas que se licitaron y este año la Secretaría de Energía (SENER), asegura que la licitación será un éxito si se adjudican 7 de los 29 bloques.

 

Sin embargo, la sobra de un posible triunfo de Andrés Manuel López Obrador, puntero en las encuestas para convertirse en Presidente, podría provocar que las petroleras decidan no invertir en esta licitación.

 

Otro factor que podría impactar negativamente en la licitación, es el impacto que tendría sobre el sector petrolero mexicano una posible cancelación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) por parte del Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. Así como una menor inversión en nuestro país debido a la reforma fiscal recién aprobada por el Senado norteamericano.