Por: Ana Fabiola Pérez Cerezo

Las mujeres no están correctamente representadas en el sector laboral, esa es una realidad; son una mayoría desaprovechada. A pesar de representar más de la media en la población general (51.43 millones) las mexicanas difícilmente son empleadas en trabajos de calidad y dicha particularidad se agrava, cuando se le suma un componente más: la juventud.

 

En el sector público estatal, el 52.7% de los cargos son ostentados por mujeres, sin embargo, menos del 20% del total de los cargos titulares o directivos son encabezados por ellas y del total (100%) sólo 16% se consideraban puestos jóvenes al oscilar entre los 18 y 29 años.[1]

 

Energía en México

 

Los trabajos se adquieren por capacidad y esta cualidad la tienen las jóvenes, luego entonces ¿cómo les damos una oportunidad de demostrarlo?

 

Génesis Gatica Porcayo escribió y estableció en su artículo “REDMEREE, el sector energético tiene cara de mujer[2] datos duros en cuanto a la ocupación de las mujeres en el sector energético mexicano y los trabajos y esfuerzos que se realizan día a día para incorporar a las mujeres al mismo.

 

Independiente del “tema” que representa ser mujer, el obstáculo adicional es el siguiente: ¿qué pasa si es joven?

 

La inclusión laboral de las jóvenes en México presenta enormes retos (no es una cuestión al azar que se tengan que establecer incentivos fiscales para permitirles espacios en los centros de trabajo); la desconfianza “se justifica” por parte de los empleadores, debido a la ya conocida argumentación: la falta de experiencia, sin embargo, es difícil que ésta se adquiera, cuando se cierran las puertas del desarrollo profesional.

 

Para que México promueva la inclusión de mujeres y hombres jóvenes debe apostar no sólo a políticas públicas que incentiven su contratación, sino que debe modificar su visión de experiencia.

 

Ya lo han mencionado expertos como Pedro Borda director general de la Asociación Mexicana en Dirección de Recursos Humanos: se necesita fortalecer el trabajo que realizan las mujeres.[3]

 

¿Cómo acreditarlo?

 

En la actualidad el servicio social (requisito indispensable para titularse de los estudios de licenciatura) no es tomado en cuenta como un espacio laboral, se considera únicamente como un requisito administrativo.

 

Modificar el concepto de servicio social y dotarlo de un régimen jurídico que lo reconfigure como un mecanismo que represente experiencia profesional incentivaría a las jóvenes a desarrollarlo con esfuerzo y dedicación.

 

Sin embargo, no resulta suficiente acreditar el servicio social, se requiere de más. Se necesita reconocer el trabajo de las prácticas profesionales.

 

Existen innumerables historias de jóvenes que inician su desarrollo profesional (de facto) durante sus estudios universitarios: trabajando en las escuelas, los laboratorios, en las aulas, despachos, centros, oficinas gubernamentales, etc. (sin que esa experiencia represente legalmente un valor curricular).

 

Cambiar y variar jurídicamente los esquemas de prácticas profesionales, beneficiará no sólo a las mujeres, sino a los jóvenes en general.

 

Establecer mecanismos que permitan valorar esos meses o años de trabajo que se realizan durante la licenciatura, otorgará la capacitación y la inclusión más rápida de dichos jóvenes al sector laboral una vez finalizados sus estudios.

 

Aceptar una modificación legal como la mencionada, no busca convalidar experiencia laboral, sino abrir mecanismos de contratación al arrastrar ya un currículum que exprese los trabajos realizados, que permitan acreditar que “ya tienen experiencia”.

 

¿Qué hacer con los mecanismos existentes?

 

En el sector de hidrocarburos, en donde más de 70 empresas energéticas se encuentran legalmente establecidas en México, se han detectado necesidades de mano de obra calificada y capacitada; los Contratos de Exploración y Extracción que suscriben las empresas con la Comisión Nacional de Hidrocarburos, obligan a tener un porcentaje de Contenido Nacional que se traduce en: contratar, enseñar y compartir la información a los mexicanos.[4]

 

De ahí que, dada la configuración del sector energético mexicano, exista un enorme abanico de profesiones que sirven para concretar su éxito, en la rama mencionada resaltan: actuaría, ingeniería petrolera, ingeniería química, ingeniería mecánica, ingeniería eléctrica, geofísica, geología, ciencias de la tierra o ciencias sociales como: el derecho, relaciones internacionales, negocios internacionales, comercio o economía, carreras con potencial para el desarrollo.

 

Los estudiantes de estas ciencias tendrán las puertas abiertas dentro del sector una vez concluidos sus estudios, si pueden demostrar experiencia laboral (ya sea en el sector público o privado).

 

Utilizando esas mismas herramientas, las jóvenes pueden lograr la tan anhelada inclusión al incorporarse desde sus primeros pasos en estas compañías y aprender el “know how” de quienes ven a México como una oportunidad de negocios.

 

Beneficiar a las empresas (al acreditar Contenido Nacional) capacitando a las jóvenes afines a las carreras mencionadas, que se encuentren matriculadas con un buen promedio y que demuestren compromiso y capacidad para desarrollar los trabajos, podría ser una fórmula que sin duda provocaría el éxito de la reforma, al impulsar a las jóvenes entre 19 y 29 años a iniciar su carrera laboral con mayor anticipación.

 

El proyecto es ambicioso, pero resultaría en gran medida efectivo.

 

Brindarles a las mujeres jóvenes las oportunidades necesarias para su inclusión y desarrollo, desembocará en una mejor calidad de vida que se reflejará en mejores oportunidades de ascenso e ingresos, lo que, sin duda, generará riqueza en México.

 

[1] Instituto Nacional de Estadística y Geografía, datos al año 2015, del estudio: “ESTADÍSTICAS A PROPÓSITO DEL… DÍA DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA. DATOS NACIONALES” de fecha 21 de junio de 2017, consultado de la página de internet: http://www.inegi.org.mx/saladeprensa/aproposito/2017/publica2017_Nal.pdf

[2] Gatica Porcayo Génesis, artículo “REDMEREE, el sector energético tiene cara de mujer” consultado de la página de internet: http://www.conacytprensa.mx/index.php/sociedad/politica-cientifica/17276-redmeree-sector-energetico-cara-muje

[3] En entrevista para Imagen, Negocios (Darío Celis Estrada) de fecha 28-08-2018 con título: En entrevista Pedro Borda, director general de la Asociación Mexicana en Dirección de Recursos Humanos, habló sobre una posible crisis de talento en el sector energético.

[4] El Contenido Nacional se ha establecido en un 35% en los Contratos de Exploración y Extracción (como mínimo) por lo que los contratistas deben justificar la mano de obra mexicana en esos porcentajes (para el desarrollo de un proyecto de exploración y extracción) para más información se sugiere consultar la liga: https://www.gob.mx/cnh/articulos/boveda-digital