Para Pemex y la industria en general, el año 2021 es símbolo de oportunidad. Es el marco ideal para recalcular objetivos, re plantear estrategias, e inclusive, corregir el rumbo de una política energética mal enfocada.

El Encuentro Internacional de Energía (EIEM) 2020 dedicó un panel justo para entrever el futuro de la empresa productiva del Estado, cuyo rescate, ha sido estandarte del gobierno del presidente, Andrés Manuel López Obrador.

Sin duda, un tema crucial a discutir fue la factibilidad de las metas de producción fijadas por el director de Pemex, Octavio Romero Oropeza, para el cierre de 2020, de 1.9 millones de barriles diarios.

Gonzalo Monroy, director general de GMEC, advirtió contundentemente que lo establecido por Pemex resulta falaz, pues lograr un aumento de más de 200 mil barriles diarios a la plataforma de crudo actual no se ha visto desde la entrada del nuevo milenio cuando estaba la inyección de nitrógeno en el campo Cantarell.

“Hoy estamos viendo que los campos prioritarios no van a la velocidad que quisiera Pemex, no están dando incluso la capacidad de flujo para poderlos sostener”, resaltó durante su intervención en el panel Pemex y sus perspectivas para 2021, moderado por la periodista Daniela Loredo.

Jorge Pedroza, director de Administración de Riesgos en los sectores Energía e Infraestructura en PwC México, consideró que más allá de la intención de elevar la producción nacional, la clave del éxito de Pemex se esconde en el aumento de su rentabilidad como empresa.

Para María Fernanda Ballesteros, coordinadora de Regulación y Competencia Económica en México Evalúa, los últimos resultados que ha presentado Pemex no dan pauta para esperar que éstos cambien durante 2021; asimismo, coincidió que la meta de producción cerrará muy por debajo de lo prometido por el ingeniero Oropeza.

“Creo que tiene que ver con temas de profesionalización al interior de la empresa, sobre todo de quienes están tomando las decisiones o por qué se está dando prioridad a ciertas actividades que no son rentables, o bien, explorando únicamente en campos maduros y no en aguas profundas”, explicó.

Pedroza recordó que dentro del Plan de Negocios de Pemex está definida la prioridad de la petrolera estatal en incrementar de factor de recuperación en campos maduros, no obstante, esto trae consigo dos grandes complicaciones: una aceleración en la producción que puede generar un daño al yacimiento y el uso de ciertas técnicas que pudieran afectar la calidad de los hidrocarburos.

Los expertos Monroy y Pedroza destacaron lo importante que resulta que Pemex tenga libertad en la toma de decisiones, mientras que Ballesteros trajo al debate la posibilidad de una contrarreforma en 2021, en la cual todavía no se conocen las líneas de acción a seguir ni los cómos.

“No sabemos hacia dónde se piensa que va a ir esa contrarreforma. ¿Vamos a regresar al estado anterior de la Reforma Energética, habrá algo nuevo en donde pueden estar las empresas estatales en el centro y no entrar en un modelo caduco y cero productivo?”, cuestionó Ballesteros.

“Se tienen que discutir los cómos. Ya sabemos la intención de lograr una mayor soberanía, de querer reforzar y fortalecer a nuestras empresas, pero tenemos que saber cómo se va a hacer”, añadió.

Monroy mostró inquietud en saber si esta contrarreforma implicaría el cierre práctico del mercado petrolero que dejaría a la deriva descubrimientos como Zama, Amoca, Mistón o Chibu de Shell.

“La indemnización tendría que venir por el Estado mexicano, no sólo por los gastos incurridos, sino también por las ganancias potenciales de estos descubrimientos”, recalcó.

Sobre si en 2021 se seguirá viviendo en un gobierno de ‘otros datos’, Ballesteros hizo hincapié en que México Evalúa ha destacado la relevancia de la transparencia en una empresa estatal no sólo para el tema de rendición de cuentas a la ciudadanía, sino también para cumplir con su objetivo de generar valor.

“La transparencia corporativa es fundamental para generar confianza y certidumbre a socios comerciales y potenciales inversionistas”, sostuvo.

En ese sentido, subrayó, es necesario brindar certidumbre y confianza en una empresa: qué tan completa es la información, qué tan accesible es, qué tan confiable y la temporalidad de la información que se reporta.

Finalmente, Pedroza hizo hincapié en que además de toda la carga regulatoria que tiene por si sola Pemex, como empresa internacional, y la relación que ésta con Estados Unidos, suma otra serie de regulaciones que de no cumplirse la colocarían en un punto muy delicado.