En el mundo se estima que el petróleo como combustible fósil principal para la generación de energía para consumo humano durará, a lo sumo, cinco décadas más[1]. La alta competencia global, el consumo acelerado de la humanidad y el ritmo insostenible de la industria terminarán por acabarlo, lo que obliga a pensar en energías renovables (ER) y abrirles camino desde ahora. (Fin de sumario)

 

Por: Jorge Arturo Castillo

 

Según un estudio de la Secretaría de Energía (Sener) denominado Mapa ER 2030[2], México tiene el potencial de generar hasta 46% de electricidad a partir de ER cada año, lo que representa 280 TW-h, 26% del cual puede generarse a través de las energías eólica y solar fotovoltaica.

 

En el mundo, a nivel general, se busca, por un lado, 1) prevenir el agotamiento eventual de combustibles -lo que llegará de forma inevitable, más temprano que tarde-, y 2) evitar los efectos tóxicos de la producción y su uso.

 

Lo anterior ha puesto dos temas en los debates sobre ER: la seguridad energética y la sustentabilidad ambiental. Las ER impactan de forma transversal al desarrollo económico y al bienestar social, donde se pueden mencionar múltiples beneficios, como los siguientes:

 

  1. Creación de empleos regionales.
  2. Mejor nivel de vida en áreas remotas con acceso a electricidad.
  3. Estufas y calentadores solares o a partir de biogás.
  4. Mejor salud debido a una menor contaminación.
  5. Superación técnica o profesional debido al grado de especialización necesario para instalar o producir ER.
  6. Un mejor salario.

 

Un mayor ahorro económico

 

El crecimiento de las ER contribuye de manera positiva al Producto Interno Bruto (PIB) y, en general, a las contribuciones al Estado, aumenta la inversión en investigación y desarrollo (ID), evita importaciones energéticas y aumenta las exportaciones.

 

Aunado a lo anterior, se obtiene un mayor ahorro económico si se toman en cuenta los beneficios de una menor afectación a la salud y a la reducción de emisiones de bióxido de carbono (CO).

 

En el aspecto ambiental, el uso de ER contribuye a la mitigación de efectos causados por las emisiones de gases que producen el cambio climático, además de una disminución de la concentración de partículas tóxicas en el aire, suelo y agua.

 

Una alta dependencia de tecnologías de ER

 

No obstante, en este contexto existe una falta de una cultura de transición y aprovechamiento, metodologías para la administración de riesgos, creación de modelos para promover la inversión, además de estructuras de financiamiento, legales e institucionales que promuevan proyectos de ER. En países como México existe una alta dependencia de tecnologías de ER de importación y, por tanto, costosas.

 

La percepción social en proyectos renovables no siempre es positiva, por ejemplo, en comunidades que se oponen al uso de sus tierras por diversos motivos, que van desde la ignorancia, falta de información y hasta mala fe; una baja compensación, la desigualdad de beneficios obtenidos por dueños y no dueños de tierras, contaminación de ruido y afectaciones al paisaje, además del medio ambiente y la

fauna.

 

Para lograr el crecimiento sostenible de las ER, es necesario un mayor conocimiento de las variables que las afectan, con el fin de dar una mayor certidumbre a la comunidad, a los inversionistas, a los gobiernos y a la academia para generar las plataformas tecnológicas que contribuyan a la disminución de la desigualdad social y a la mejora del medio ambiente.

 

Empleos de calidad

 

Según un estudio de 2016, en el mundo existe un 21% de generación mediante energías renovables, con mayor crecimiento en la solar. “El impacto de las fuentes renovables de energía se aprecia en el crecimiento de empleos de calidad”.[3]

 

En México, para el mismo periodo, la generación de energía mediante fuentes renovables es del 14%, un crecimiento que se ha incrementado en los últimos años. A decir de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), nuestro país tiene un gran potencial en tres tipos de ER: solar, eólica y geotérmica.

 

La UNAM dice sobre energías sustentables:

 

En un foro de expertos de la Máxima Casa de Estudios, denominado La UNAM y los desafíos de la nación, dedicado a las energías sustentables, se llegó a interesantes conclusiones, como las que siguen:

 

  • Los problemas ambientales ocurren porque se antepone lo económico a lo social y se continúa una forma de vida que genera contaminación, erosión y desaparición de especies.
  • En el mundo existe un 21% de generación mediante energías renovables, con mayor crecimiento en la solar.
  • En México, la generación de energía mediante fuentes renovables es del 14%, un crecimiento que se ha incrementado en los últimos años.
  • Nuestro país tiene un gran potencial en la solar, eólica y geotérmica.
  • Se requiere un cambio de paradigma, porque no hay una sola fuente renovable que pueda competir con el petróleo, es la mezcla de varias lo que lo logra.
  • La Reforma Energética transformó al sector y hoy existe un nuevo marco regulatorio en el que muchas instituciones pueden participar.
  • La Agencia Internacional de Energía (AIE) prevé que la eficiencia energética y las energías renovables contribuirán a la mitigación del cambio climático en el 2050.
  • El mercado de petrolíferos sigue siendo el de mayor demanda, aunque el de energías renovables está creciendo. Como meta para el 2050, el gobierno mexicano piensa generar 37.7% mediante fuentes de energía renovable.
  • Para 2024 se planea generar 35% de la energía del país a partir de las llamadas energías “limpias”. Hoy en día se genera más electricidad con energías limpias y está creciendo el área de la eólica, fotovoltaica y de cogeneración. Sin embargo, en el país no se aprovechan los recursos que brinda la basura para producir biomasa.

 

Fuente: UNAM, 2017.

[1] Leer artículo El reto de las fuentes renovables de energía en México, en Conacyt: http://www.conacytprensa.mx/index.php/tecnologia/energia/14651-reto-fuentes-renovables-energia-mexico

[2] Ver documento de la Sener disponible en: https://www.gob.mx/sener/documentos/prospectivas-del-sector-energetico

[3] Jesús Antonio del Río Portilla, director del Instituto de Energías Renovables (IER) de la UNAM, expuso el 07 de junio de 2017 que las fuentes renovables son aquellas que se utilizan a una tasa menor de la que se renueva. En este rubro entran la energía solar, eólica, geotérmica, oceánica y los biocombustibles.